¡DE
NUEVO A LA ESCUELA!
DR.
RAMÓN FERREIRO GRAVIÉ
ferreiro@redtalento.com
En pocos días, para cientos
de miles de niños, adolescentes y jóvenes se inician
de nuevo, la escuela.
Si lo anterior es
válido en sentido general, lo es más cuando alguno
de nuestros hijos va a la escuela por primera vez o inicia un nuevo
ciclo o nivel escolar por ejemplo, el preescolar, la escuela primaria,
la secundaria, la preparatoria o bien la universidad.
En la literatura
científica se conoce como período crítico,
prefiero llamarle sensible, como también se le nombra a esos
momentos del ciclo de vida de una persona en crecimiento, que dado
las características biológicas, psicológicas
y del desarrollo socio emocional propios del período en que
se encuentra y por otra parte las exigencias del medio, la obligan
a constantes adaptaciones o readaptaciones.
Sin dudas el comienzo
de un nuevo curso escolar constituye para todos los educandos un
lapso que tensiona, por decirlo de alguna manera, procesos fisiológicos
y psicológicos donde lo emocional juega un papel primordial.
Investigaciones realizadas
ponen de manifiesto mediante distintos indicadores lo "tensionante"
que resulta para las personas en crecimiento y desarrollo ese momento
de inicio de clases. Claro está, aquí como en otros
aspectos de la vida, las diferencias individuales ponen su toque
distintivo. Para unos más, para otros menos, algunos lo evidencian,
otros llevan " la procesión por dentro". Pero lo
cierto es que todos se sienten de una u otra manera "impactado"
por el cambio y las exigencias que de pronto el entorno le demanda
y su real capacidad potencial de darle frente a tal situación.
Lo anterior se manifiesta
en esos días en la composición química de la
orina, en el proceso de sudoración, la temperatura corporal,
la lentificación o detención momentánea del
incremento de la talla la (estatura), la pérdida de peso
y otros muchos indicadores más, que evidencian los reajustes
del organismo infantil ante la actividad escolar y que se traduce
en el comportamiento del niño.
En algunas instituciones
la planeación escolar contempla teniendo en consideración
el necesario proceso de adaptación del niño a la escuela
un período conocido como de aprestamiento o adaptación,
de 2 a 5 semanas aproximadamente. Durante este tiempo se programan
actividades que progresivamente incrementan las exigencias al alumno
y no se hace de manera abrupta, poniendo el énfasis entre
otras cosas en: la socialización, la motivación ...
y el recordar de manera lúdica lo que ya se sabe, lo aprendido
en los grados y niveles precedentes necesario para las nuevas adquisiciones.
Ni a los niños,
adolescentes y jóvenes les puede sorprender que DE NUEVO,
A LA ESCUELA, ni tampoco, y mucho menos, a nosotros los padres de
familia por la responsabilidad que tenemos.
Prever y prepararnos
ellos y nosotros para el inicio de las clases, es importante, no
tan solo para evitar problemas, conflictos o simplemente situaciones
estresantes. Es un momento trascendente en la formación de
la personalidad de nuestros hijos, de su voluntad y carácter.
En diferentes medios
de comunicación aparecen sugerencias para preparar a nuestros
hijos para la escuela. A todas ellas muy válidas, yo quisiera
añadir otras en que no se insiste tanto y que considero,
sin embargo muy importantes, por ejemplo:
" Durante las
vacaciones de verano hay que llevar al niño al médico
y realizarle un examen general no importa que este aparentemente
sano, no importa tampoco que no se queje de nada, es necesario para
tener la certeza que su estado de salud es el adecuado para el esfuerzo
intelectual que demanda la actividad escolar. Este examen debe incluir
pruebas de laboratorio clínico. La anemia y los parásitos
pueden ser la causa de desatención, apatía o bien
inquietud o indisciplina en clase.
" También
se requiere revisar la agudeza visual y auditiva. Ellos no lo van
a comunicar, ellos piensan que todos vemos y escuchamos así.
Pero está estadísticamente registrado que van en aumento
los casos y las investigaciones pedagógicas demuestran que
los problemas de agudeza visual y auditiva si no son detectados
a tiempo, no tan solo inciden en el aprovechamiento escolar inmediato,
sino y esto es lo más serio, en su actitud ante la escuela
y el estudio de por vida.
Lo anterior es siempre
importante pero lo es más si nuestros hijos se acercan a
la
adolescencia. Recordemos que a esa edad se presenta muy frecuentemente
entre los
educandos la miopía de la adolescencia. La mayoría
de los miopes se descubren
precisamente en este período.
" Días
antes del inicio de las clases se debe tomar ciertas medidas en
el hogar de: regularización del horario de vida por ejemplo,
que comiencen de nuevo a acostarse "temprano". El prestigioso
pediatra norteamericano Benjamin Spock, recomendaba 10 horas de
sueño para todo niño de edad pediátrica. Quizás
nos parezcan muchas pero algunos niños necesitan de ellas
para reponer su sistema nervioso. A más pequeño el
niño, más necesario es un sueño reparador y
todos requieren de un buen número de horas para poder aprovechar
la jornada escolar.
" Otra medida
de regularización del régimen diario es la frecuencia,
contenido y horario de las comidas, sobre todo del desayuno proteico
y energético que le permita rendir varias horas seguidas
de trabajo intelectual.
" A más
pequeño nuestros hijos más motivante les resulta que
controlemos su peso y su talla (estatura) y que registremos sus
datos de una forma visible en un listón, anotando por supuesto
la fecha. Estos suelen venderse, pero es muy sencillo de hacer y
puede formar parte de la decoración de la recámara
infantil.
" Pero sobre
todo conversemos con nuestros hijos acerca de la extraordinaria
posibilidad y lo trascendente que es para la vida de una persona
asistir a la escuela. Aprovechemos los momentos de compartir los
alimentos o bien nos trasladamos en coche o caminamos de un lugar
a otro para platicar con entusiasmo y alegría sobre la escuela.
Recordemos en familia,
anécdotas y momentos gratos pasados durante nuestro
tiempo de escolares, a amigos, maestros, nuestros logros y sobre
todo el significado
que ha tenido en lo que somos la posibilidad de asistir y cumplir
con la escuela.
Digámosles qué queríamos ser cuando éramos
pequeños y siempre con una posición
positiva comuniquemos, cómo fue nuestro paso por la escuela.
Preguntémosles
qué quieren ser cuando sean grandes. No importa la respuesta
lo que
cuenta es la intención de SER y plantear el papel que la
escuela tiene en ese proceso de
crecimiento.
" Dediquemos
tiempo para conjuntamente con ellos preparar todo lo necesario para
el ingreso o el regreso a la escuela. No lo dejemos para lo último,
no es educativo que nos observen con prisa preparando lo necesario
para el inicio de clase. Lo anterior pone en evidencia nuestra actitud
ante algo tan importante en su vida, recordemos que el ejemplo vale
más que mil palabras. Hagamos con suficiente tiempo una lista
(check list) de todo lo necesario y tengamos todo preparado antes
del día señalado.
" Ah..., y no
olvidemos tener lista nuestra cámara fotográfica y
tomarle ese día fotos a nuestros hijos, que guardadas en
el album, después con los años evocaran esos maravillosos
momentos en que todos en casa nos preparábamos para aprender.
Lo anterior permite
además estimular el recuerdo ante el natural olvido resultado
del receso escolar por vacaciones de verano y favorecer la activación
de los procesos que permiten aprovechar lo ya adquirido, como conocimiento
previo para la construcción de nuevos ambientes de aprendizaje.
Al inicio del curso
escolar como ante cualquier evento, actividad, relación con
alguien, todos esperamos algo, queremos obtener esto o lo otro,
pero también tenemos cierto temor y como seres humanos que
somos, tenemos necesidades pero también aportamos, solemos
comprometernos para el logro de dicha expectativa. La actitud en
ningún momento es pasiva, todo lo contrario, es proactiva
tanto en el maestro como en los educandos.
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